KPIs

 

Había una vez un equipo de fútbol amateur llamado "Los Toros", conocido en el barrio por su entusiasmo, pero no precisamente por sus victorias. Los Toros entrenaban todos los martes y jueves, y aunque se esforzaban mucho, parecía que nunca podía encontrar la fórmula para ganar partidos. Cada jugador tenía talento, y el entrenador, Don Manuel, siempre los animaba con frases como “¡Vamos, muchachos, podemos lograrlo!”, pero semana tras semana el resultado era el mismo: derrotas.

Un día, después de perder por quinta vez consecutiva,

Don Manuel, rascándose la cabeza, se dio cuenta de que nunca se lo había planteado. Sí, entrenaban duro y jugaban todos los fines de semana, pero no tenían forma de saber si estaban avanzando o simplemente corriendo en círculos. “Eso es una buena pregunta, Paco. Nunca lo había pensado”, respondió Don Manuel. Y así, comenzó a germinar en su mente la necesidad de algo más que solo motivación. Necesitaban una forma concreta de medir su progreso: necesitaban indicadores clave de rendimiento , o como se conocen en el mundo empresarial, KPIs (Key Performance Indicators).

El Entrenamiento sin Objetivo Claro: Un Camino a Ningún Lado

Imagina que vas al gimnasio todos los días con la intención de mejorar tu forma física, pero nunca te pesas, no mides tu fuerza ni llevas un registro de tu rendimiento. Simplemente, te presentas, levantas algunas pesas, corres un rato en la cinta, y te vas. ¿Cómo sabes si estás mejorando? Lo mismo les pasaba a Los Toros. Entrenaban porque sentían que debían hacerlo, pero no sabían si estaban progresando o si simplemente gastaban energía sin rumbo.

Es como intentar hacer una tarta sin una receta: puedes mezclar ingredientes al azar y esperar lo mejor, pero sin una guía clara, las posibilidades de éxito son escasas. Aquí es donde ingresan los KPIs, o indicadores clave de rendimiento. En términos simples, los KPIs son métricas que nos ayudan a evaluar si estamos alcanzando los objetivos que nos hemos propuesto. Son la brújula que nos señala si vamos por buen camino o si es necesario ajustar la ruta.

Un día, durante uno de esos entrenamientos agotadores, uno de los jugadores, Raúl, bromeó: “Esto es como cuando intentas ir a algún lugar sin GPS y terminas dando vueltas por la ciudad sin idea de dónde estás”. Todos rieron, pero Don Manuel lo tomó en serio. ¡Claro! Necesitaban un "GPS" para su equipo, una forma de saber si estaban acercándose a su destino: ganar partidos. Ahí es cuando decidió implementar una serie de KPI para el equipo.

Cada jugador tendrá su propio KPI. Para Paco, el portero, sería el número de goles atajados por partido. Para Raúl, el delantero, sería la cantidad de tiros a puerta. Y para el equipo en general, medirían la posesión del balón y la cantidad de pases completados con éxito. Estos serían sus indicadores de rendimiento, sus "faros en la tormenta" que les dirían si iban en la dirección correcta.

La primera semana con los KPIs fue una revelación. Paco, que antes se frustraba al recibir goles, empezó a enfocarse en su nuevo objetivo: atajar al menos cinco disparos por partido. Raúl, que solía correr de un lado a otro sin una estrategia clara, ahora se centraba en aumentar sus tiros a puerta. Y el equipo en conjunto, en lugar de correr sin un plan, comenzó a coordinar sus jugadas para aumentar su porcentaje de posesión del balón.

Después de algunos partidos, Los Toros no solo estaban jugando mejor, sino que también comenzaron a ver resultados. Los goles disminuyeron, las jugadas fueron más fluidas y, lo más importante, comenzaron a ganar partidos. Ya no entrenaban ni jugaban sin propósito; ahora tenían metas concretas y formas de medir su progreso.

Imagina que te sientes mal y vas al médico. Si el médico te pregunta cómo te sientes, podrías decir "un poco cansado" o "me duele la cabeza", pero esas son respuestas subjetivas. El médico no sabría con certeza qué hacer. Ahora bien, si te toma la temperatura y ve que tienes 39 grados de fiebre, sabe exactamente qué pasa: tienes fiebre. Ese número es una métrica clara que le dice si estás bien o mal.

Lo mismo ocurre con los KPI. Sin indicadores claros, estamos haciendo suposiciones sobre nuestro desempeño, pero cuando medimos aspectos específicos y tangibles, como los goles atajados o los tiros a puerta, podemos ver con claridad si estamos mejorando o si necesitamos hacer ajustes.

Así como Los Toros descubrieron que los KPIs eran la clave para mejorar su desempeño, en los negocios, la falta de KPIs claros puede ser igual de perjudicial. Muchas empresas se parecen a ese equipo antes de implementar indicadores de rendimiento: trabajan duro, pero no tienen una forma clara de medir su éxito. Sin métricas para guiar las decisiones, el equipo puede sentirse desmotivado, sin saber si sus esfuerzos están dando frutos.

Por ejemplo, imagina una tienda en línea que vende productos de cocina. Si el gerente no sabe cuántos productos se venden por semana, cuántos clientes vuelven a comprar o cuántos visitantes en la página web se convierten en compradores, estará tomando decisiones a ciegas. ¿Cómo sabremos si una campaña publicitaria fue exitosa o si una promoción especial tuvo éxito? Los KPIs le permiten medir esas variables y ajustar su estrategia para alcanzar mejores resultados.

La historia de Los Toros nos enseña una lección valiosa: sin KPIs claros, es fácil perderse, ya sea en el campo de fútbol o en el mundo empresarial. Los indicadores de rendimiento son esenciales porque nos proporcionan una hoja de ruta, una forma de saber si estamos avanzando hacia nuestros objetivos.

Al igual que usar un GPS para evitar perderte en la ciudad, los KPI te guían, te muestran los consejos necesarios y, finalmente, te llevan a tu destino con éxito. Al final del día, medir lo que haces no es solo para saber "cómo" lo haces, sino para entender "por qué" lo haces. Porque solo cuando sabemos exactamente dónde estamos, podemos realmente trazar un camino hacia dónde queremos llegar.